Los madrigales de Monteverdi, obra del compositor italiano del siglo XVII Claudio Monteverdi, ocupan un lugar destacado en la historia de la música, principalmente de la música coral, y representan la culminación del género madrigalesco.
Están agrupados en nueve libros, ocho de los cuales se publicaron en vida del autor, entre 1587 y 1638, y el noveno libro, póstumamente, en 1651. A lo largo de estos libros es posible apreciar la evolución de la música de Monteverdi, desde el estilo polifónico de la música del renacimiento hasta la utilización de la monodia acompañada característica del Barroco.
En 1605, Monteverdi ya había compuesto cinco libros de madrigales, donde se aprecia una evolución desde texturas suaves en los primeros dos libros (1587 y 1590) con influencias de Luca Marenzio, a un planteamiento más disonante e irregular que potencia el significado de cada palabra en los libros tercero y cuarto (1592 y 1603) con influencias de Giaches de Wert, fallecido en 1596, al que conoció cuando trabajaba como cantante y gambista, para el duque de Mantua Vicente I Gonzaga de Mantua en 1592. Monteverdi comenzó a interesarse por los dramas musicales experimentales de Jacopo Peri, director musical en la corte de la familia de los Médici, y por obras similares de otros compositores de la época. Hasta los cuarenta años, Monteverdi trabajó principalmente en sus madrigales, de los cuales publicó nueve libros. En sus libros sexto, séptimo y octavo de madrigales (1614-1638) se alejó aún más del ideal renacentista polifónico de voces equilibradas y adoptó estilos más novedosos que enfatizan la melodía, la línea del bajo, el apoyo armónico y la declamación personal o dramática.
Los cuatro primeros libros de madrigales se sitúan dentro de la Prima pratica, el estilo polifónico tradicional, aunque Monteverdi utiliza un lenguaje armónico cada vez más innovador, con disonancias más audaces conforme avanza la serie. Están compuestos para cinco voces a capella.
El quinto libro constituye el punto de inflexión hacia la seconda pratica, donde la música se subordina a la expresión emocional del texto poético, en consonancia con la naciente ópera y los principios del humanismo florentino. Desde entonces, en los libros posteriores el madrigal evoluciona hacia formas dramáticas y de estilo representativo, con combinaciones más variadas de las voces y partes solistas, y con el acompañamiento instrumental del bajo continuo.
Un recurso que utiliza Monteverdi en sus últimas obras es el denominado stilo concitato (agitado), que consiste en el uso de figuraciones musicales violentas, notas repetidas rápidamente, vigorosos trémolos, rápidas escalas y arpegios, todos ellos utilizados para expresar emociones violentas como la ira, o describir situaciones como el galope desenfrenado de caballos, el golpe de las espadas y el fragor de la batalla.
Los textos de los madrigales están basados en poemas de diversos autores, tales como Torcuato Tasso, Francesco Petrarca, Gian Battista Guarini, Giovanni Bocaccio y Ottavio Rinuccini, entre otros.