El mal de ojo es una creencia popular[1] supersticiosa[2] que está extendida en muchas civilizaciones, según la cual una persona tiene la capacidad de producir daño, desgracias, enfermedades e incluso llegar a provocar la muerte a otra solo con mirarla, generalmente por envidia.[3] Se piensa que las mujeres embarazadas, los niños y los animales son particularmente susceptibles.[4]Esta contraparte afectada se dice que «está ojeada», que «le echaron mal de ojo», o «el ojo encima».
La creencia en el mal de ojo es antiquísima y muy extendida. Se han hallado amuletos de protección contra el mal de ojo que datan de hace unos 5 000 años.[3] Se sabe de su creencia en las Antiguas Grecia y Roma, en tradiciones judías, islámicas, budistas e hinduistas, y en sociedades indígenas, agrícolas y otras, y ha persistido a lo largo del mundo hasta los tiempos modernos.[4] La creencia existe en muchas culturas de la región Mediterránea, los Balcanes, Europa Oriental, el Medio Oriente, Asia Central, Asia del Sur, África, Latinoamérica y el Caribe.[5]En algunas de estas culturas se cree que recibir el mal de ojo traerá mala fortuna o daños, mientras que en otras se cree que es un tipo de fuerza sobrenatural que lanza o devuelve una mirada sobre quienes desean causarle daño a otros (especialmente inocentes). La idea también aparece múltiples veces en la literatura rabínica judía.[6][7][8][9]
Antiguamente se pensaba que las brujas eran quienes lo usaban para hacer caer enfermas a sus víctimas, y que así perdieran el amor o llegaran a dejarlas en ruinas.[10]También se acusaba a extranjeros, personas con malformaciones, mujeres sin hijos o a ancianas de ser la causa.[4]
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