En tipografía, la manecilla[1] (del latínmaniculum,[2] pequeña mano) es un glifo o signo[3] paratextual[4] en forma de una mano con el dedo índice extendido, normalmente en horizontal[4] (☞) que se pone en los márgenes de manuscritos, en los cuales podrían incluso llegar a ser «abundantes» y «muy adornadas»,[5] y en los impresos para anotar o llamar la atención sobre algún aspecto relevante.[6]
En el siglo XII, se usó también para señalar el comienzo de un nuevo párrafo en manuscritos realizados en España,[2] costumbre que se siguió con la llegada de la imprenta.[7]
Las manecillas no siempre fueron añadidas por los lectores del libro, sino fueron a veces aportadas por los propios escribas o copistas, como en el caso de los manuscritos de Johannes Gherinx en 1462-64.[8]
En 1734, el Diccionario de autoridades la define como «... señal que se suele poner en las márgenes de los impresos o escritos, para índice de alguna cosa notable, en figura de una mano con el dedo índice alargado. Lat. Nota per manus signum.».[9]
Más tarde, en 1754, la Ortografía de la lengua castellana, en su «Capítulo IV: De otras notas que se suelen usar en lo escrito» (pp. 132-6) señala que
8. Algunas veces en las márgenes, y otras dentro de la obra se usa en lo impreso esta señal ☞ con el nombre de Manecilla, la cual sirve para llamar la atención del que lee, y dar a entender que las cláusulas a que corresponde esta señal, son particularmente útiles, o necesarias».[10]