El mecanismo de Anticitera es una computadora analógica[1][2][3][4] (o mecánica) de la antigüedad. Supuestamente construido por científicos griegos, el instrumento se data entre los años 150 a. C. y 100 a. C.,[5] o, según una observación reciente, hacia el año 200 a. C.[6][7] El componente fue recuperado en el mar Egeo, entre los años 1900 y 1901, de un antiguo naufragio cercano a la isla griega de Anticitera.[8] Este artefacto aparentemente fue diseñado para predecir posiciones astronómicas y los eclipses de hasta diecinueve años con propósitos astrológicos y calendáricos,[5][9][10] y predecir también la fecha exacta de seis certámenes griegos antiguos, entre los que se encuentran los cuatro principales juegos Panhelénicos y dos juegos más de menor entidad.[11][12]
Se debía de encontrar alojado en una caja de madera cuyas dimensiones eran de 340 por 180 por 90 mm; el dispositivo es un complejo mecanismo de relojería compuesto de al menos treinta engranajes de bronce. Los restos fueron encontrados como ochenta y dos fragmentos separados, de los cuales solo siete contenían inscripciones importantes o engranajes.[13][14] El engranaje más grande (claramente visible en el fragmento A a la derecha) mide aproximadamente 140 mm de diámetro y originalmente contaba con doscientos veintitrés dientes.[15]
Es probable que el mecanismo de Anticitera no fuera el único, como muestran las referencias de Cicerón sobre estos mecanismos. Esto da soporte a la idea de que hubo una tradición en la antigua Grecia de tecnología mecánica compleja. Todos los fragmentos recuperados del mecanismo de Anticitera se custodian en el Museo Arqueológico Nacional de Atenas.[16]
En De re publica, Cicerón hace mención a dos máquinas diseñadas y construidas por Arquímedes, que los analistas contemporáneos consideran que eran mecanismos de tipo planetario, predictores de los movimientos de la Luna, el Sol, los principales planetas conocidos y los eclipses. Estas máquinas pasaron a poder del cónsul romano Marco Claudio Marcelo tras el sitio de Siracusa, hecho ocurrido en 212 a. C.[17]
La expansión de esta tecnología se interrumpió en algún momento de la antigüedad, y artefactos tecnológicos que se acercaran a la complejidad y habilidad de construcción de este instrumento no aparecieron nuevamente hasta 1600 años después, época en que se inició el desarrollo de relojes astronómicos en Europa, hacia el siglo XIV.[18]
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