Los micro-Estados europeos son un conjunto de pequeños Estados soberanos de Europa. La locución se usa normalmente para referirse a los seis Estados más pequeños del continente: Andorra, la Ciudad del Vaticano, Liechtenstein, Malta, Mónaco y San Marino.[1]
El sur de Europa es una de las cuatro zonas del mundo donde se concentran los micro-Estados existentes en la actualidad, siendo las otras en el mar Caribe, el océano Índico y Oceanía.
Los micro-Estados europeos son pequeños Estados independientes reconocidos por Estados más grandes, a diferencia de las micronaciones que solo son autodeclarados y no reconocidos. Luxemburgo, que es mucho más grande que todos los micro-Estados europeos juntos, comparte, no obstante, algunas de las características de los mismos.[2]
Además de los criterios cuantitativos (superficie y población), los micro-Estados pueden definirse sobre la base del criterio cualitativo de la delegación de soberanía. Un micro-Estado sería entonces un Estado soberano (según la Convención de Montevideo) que, debido a su pequeño tamaño y a sus limitados recursos (sobre todo humanos y financieros), voluntariamente delega parte de su soberanía en potencias o estados mayores para poder funcionar como un Estado moderno. En el caso de los micro-Estados europeos, esta definición dejaría fuera a Malta. En relación a lo anterior, y dejando a un lado a Malta, los micro-Estados europeos utilizan las monedas de sus Estados "patrocinadores" (el euro en el caso de Andorra, la Ciudad del Vaticano, Mónaco y San Marino; y el franco suizo en el caso de Liechtenstein). Por otra parte, a falta de ejército, la defensa de San Marino está garantizada por Italia y la de Mónaco por Francia, mientras que la de Andorra está garantizada por Francia y España mediante el Tratado de Buena Vecindad, Amistad y Cooperación entre el Reino de España, la República Francesa y el Principado de Andorra.[3] Esta delegación de soberanía se aplica en muchos otros ámbitos: diplomacia, justicia, servicios postales, enseñanza, etc.