Los microlitos son artefactos líticos tallados intencionalmente por el ser humano, sobre todo durante la prehistoria, de tamaño extremadamente pequeño, pero lo suficientemente elaborados como para ser considerados desechos o accidentes de talla. Los microlitos tienen como soporte una hoja o una hojita (de sílex casi siempre) y su forma se remata por medio de retoques abruptos o truncaduras. Teniendo en cuenta estos rasgos comunes, suelen distinguirse dos grandes familias de microlitos: los laminares (más propios del final del Paleolítico Superior y del principio del Epipaleolítico) y los geométricos (característicos del Mesolítico, del Neolítico e incluso de alguna cultura posterior con arraigadas tradiciones cinegéticas). En efecto, cualquiera que sea la clase de microlito (laminar o geométrico), se asocian a armas de caza, ya que son elementos que forman parte de la punta de jabalinas, venablos y, ya en periodos tardíos, de flechas.