El milenarismo (del latín mille 'mil' annus 'año' e -ismo ) o quiliasmo (del griego equivalente)[1] es la creencia escatológica que sostienen algunas denominaciones religiosas. Según esta creencia, se establecerá una Era Mesiánica en la Tierra antes del Juicio Final y el futuro estado permanente de "eternidad".[2]
Tanto el cristianismo como el judaísmo han producido movimientos mesiánicos que se caracterizaban por enseñanzas milenaristas, como la idea de que un Reino Terrenal de Dios estaba cerca. Estos movimientos milenaristas a menudo condujeron a un considerable malestar social.
Desde un punto de vista cristiano, Cristo volverá para reinar sobre la Tierra (parusía) durante mil años, antes del último combate contra el mal, produciendo la condena del diablo a perder toda su influencia para la eternidad y comenzar el Juicio Universal.[3] Tuvo influencia en la Iglesia del siglo II de la era cristiana (montanismo), en la Edad Media y, durante el siglo XX, entre teólogos católicos de América del Sur influidos por la obra del jesuita chileno Manuel Lacunza.[4] Actualmente, es recordada por cristianos ortodoxos, ortodoxos orientales, católicos tradicionalistas y protestantes fundamentalistas.
También existen similitudes con el milenarismo en el zoroastrismo, que identifica sucesivos períodos de mil años, cada uno de los cuales terminará en un cataclismo de herejía y destrucción, hasta la destrucción final del mal y la destrucción final del espíritu del mal por un rey triunfante de paz al final de la última era milenaria.
Para algunos autores, el milenarismo, expresado en un utopismo de carácter secular, pero religioso, ha seguido vigente a través de proyectos políticos de salvación universal o ingeniería social totalitaria.[5]