Un miliario o piedra miliar, palabra proveniente del latín miliarium,[1] es una columna cilíndrica, oval o paralelepípeda que se colocaba en el borde de las calzadas romanas para señalar las distancias cada mil passus (pasos dobles romanos) es decir, cada milla romana, lo que equivale a una distancia de aproximadamente 1480 metros. El conocido como miliario áureo era el que estaba destinado a indicar la distancia desde Roma a uno de los extremos del Imperio, recibiendo dicho nombre por las letras doradas elaboradas con bronce e incrustadas.[1]La mayoría de los miliarios que se han conservado provienen del Alto Imperio, aunque los primeros se levantaron en la etapa final de la República romana. En el siglo IV, su función como indicadores disminuyó y se convirtieron principalmente en símbolos de propaganda imperial. Con la desintegración del Imperio Occidental y el cese del mantenimiento de las calzadas, se detuvo la instalación de nuevos miliarios. En el Imperio Oriental, aunque las vías se mantuvieron hasta el siglo VI, los miliarios se volvieron cada vez más escasos y finalmente dejaron de erigirse, ya que, al estar escritos en latín, perdieron su utilidad entre una población que hablaba principalmente griego, arameo o copto.