Los missi dominici (singular: missus dominicus, en español, enviados señoriales), también denominados missi fiscales, missi regales o missi regis, era un oficial representante del poder del rey o emperador cuya función era supervisar la administración de las regiones del reino o imperio.[1] Estas regiones llamadas missiaticas recibían «una visita regular de dos missi –un conde y un obispo– cuatro meses al año.»[2]
Como tal, la missus desempeñaba importantes funciones de intermediación entre las administraciones real y local. Existen puntos de comparación superficiales con el corrector original romano, salvo que la missus era enviada con regularidad. Cuatro puntos hacían a los missi eficaces como instrumentos de la monarquía centralizada: el carácter personal del missus, el cambio anual, el aislamiento de los intereses locales y la libre elección del rey.[3]