Mordedura de serpiente | ||
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Especialidad | medicina de emergencia | |
Sinónimos | ||
Emponzoñamiento ofídico | ||
Que una persona reciba una mordedura con los dientes o colmillos de una serpiente puede ocasionar lesión y, a veces, envenenamiento ofídico (denominado ofidismo).
El tipo de dentición que presenta la especie de serpiente determina si la misma es o no venenosa, lo cual es producto de una adaptación evolutiva.
Aunque la mayoría de las especies de serpientes no son venenosas y generalmente matan a sus presas por constricción en lugar de utilizar veneno, se pueden encontrar serpientes venenosas en todos los continentes, excepto la Antártida.[1] Las serpientes con frecuencia muerden a su presa como un método de caza, pero también pueden morder como defensa contra los depredadores.
Dado que el aspecto físico de las serpientes venenosas puede variar, no existe forma práctica de identificar estas especies y evaluar si se debe buscar atención médica profesional.[2][3] La recomendación es informarse si se habita o pasea por una zona con presencia de ofidios, para conocer las precauciones a tomar y las acciones a tener en cuenta en caso de accidente ofídico. Las indicaciones de primeros auxilios (sobre todo en casos de ofidismo) dependen de las especies que habitan en la región, ya que los tratamientos eficaces para las mordeduras infligidas por algunas especies pueden ser ineficaces para otras.
El resultado de las mordeduras de serpiente depende de diferentes factores; entre ellos, la especie de serpiente, la zona corporal afectada, la cantidad inyectada de veneno y el estado de salud previo de la víctima. Las mordeduras de serpiente no venenosas a pesar de no inocular veneno pueden generar laceraciones debido a sus dientes, o por una infección consecuente. Una mordedura también puede desencadenar una reacción anafiláctica, que puede ser mortal.
El número de muertes atribuidas a las mordeduras de serpiente depende de la zona geográfica. Aunque las muertes son relativamente raras en Australia, Europa y Norteamérica,[1][4][5] la morbilidad y mortalidad asociadas con las mordeduras de serpiente es un problema grave de salud pública en muchas regiones del mundo, particularmente en las zonas rurales que carecen de servicios médicos. Además, mientras que el sur de Asia, el sudeste de Asia y África subsahariana reportan el mayor número de mordeduras, también hay una alta incidencia en los Neotrópicos y otras regiones ecuatoriales y subtropicales.[1][4][5] Cada año, decenas de miles de personas mueren a causa de mordeduras de serpiente,[1] aunque el riesgo de una mordedura puede reducirse con medidas preventivas, como el uso de calzado de protección y el evitar las zonas de que se sabe que están habitadas por serpientes peligrosas.
Suelen presentarse sentimientos de pánico y de terror después de una mordedura de serpiente, y pueden producir un conjunto característico de síntomas mediados por el sistema nervioso autónomo, como latidos acelerados del corazón y náuseas.[6][7]
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