Los moros son los habitantes del norte de África, en especial los de aquellos países norteafricanos más próximos geográficamente a la península ibérica.[3] El concepto no presenta una distinción clara entre religión, etnia o cultura, aunque existe prevalencia en relacionarlo con la cultura árabe y la religión islámica, que son las predominantes en aquella región, no así las únicas (véase Bereberes).
Es de uso popular y coloquial, y puede tener —o no— connotaciones peyorativas, dependiendo tanto del emisor como del receptor.[4]Debido a esto Fundèu[5] recomienda el uso de magrebí, argelino, marroquí, etc., dependiendo del caso; sin embargo, el vocablo «moro», históricamente no siempre se ha aplicado de forma despectiva, sino que según el contexto se presentaba de forma positiva e, incluso, admirativa.[6]
Los romanos antiguos lo utilizaban para designar a los pueblos norteafricanos habitantes del otrora reino de Mauritania y de las antiguas provincias romanas de Mauritania Tingitana y Mauritania Cesariense. Desde la Edad Media el término moros se ha venido empleando, incluso en la literatura culta, para designar a un conjunto impreciso de grupos humanos: tanto a los musulmanes ibéricos (andalusíes, enfrentados durante el extenso periodo histórico denominado Reconquista —siglos VIII al XV— a los reinos cristianos peninsulares), como a los bereberes, a los árabes o a los musulmanes de otras zonas (de forma intercambiable con otros términos hoy obsoletos, como: «sarraceno», «agareno» o «ismaelita»); incluso a los de raza negra (como Shakespeare en Otelo: el moro de Venecia, en un uso más propio de la Inglaterra isabelina) o a cualquier persona de tez oscura (como en el apodo del condotiero Ludovico Sforza, llamado Ludovico il Moro).
Tierra de moros se denominaba al territorio dominado por los musulmanes, especialmente en la España musulmana medieval, pero también en cualquier otro lugar o tiempo, con un uso equivalente al de la expresión islámica de Dar al-Islam.
El concepto de raza mora fue empleado en la etnografía de los siglos XVIII y XIX para designar genéricamente a los norteafricanos (con mayor o menor precisión en cuanto a color de la piel —más o menos moreno u oscuro—, color y forma del pelo —más o menos negro y rizado—, índice cefálico u otras medidas antropométricas); sin embargo, la utilización con este significado cayó en desuso con el avance de la ciencia y no tiene validez científica en la etnografía reciente.[7] El mismo denominador de apariencia, moreno deriva del de moro, al igual que Mauri en el grecolatino original del cual provienen. No obstante, sigue siendo de uso habitual y oficial (incluso estadístico) en la denominación de diversos grupos de población en una amplia zona del África Noroccidental, no solo al norte del Sahara, sino también en Mauritania, Senegal, Malí y Níger. En otras partes del mundo muy alejadas, tales como Sri Lanka y las Filipinas, el vocablo «moro» se utiliza para designar a poblaciones de religión musulmana sin ninguna relación étnica con los oriundos del África septentrional.
Se han acuñado recientemente los sustantivos «maurofobia»[8] (por su origen etimológico) y «morofobia», entendidos como la animadversión hacia los moros y lo moro.
¡Abenámar, Abenámar,moro de la morería, ... moro que en tal signo nace no debe decir mentira. Allí respondiera el moro, bien oiréis lo que decía: – No te la diré, señor, aunque me cueste la vida, porque soy hijo de un moro
y una cristiana cautiva;
Paseábase el rey moropor la ciudad de Granada ... Y que las cajas de guerra apriesa toquen el arma, porque lo oigan sus moros,
los de la vega y Granada.
Venta de Viveros,sitio dichoso, si el ventero es cristiano
y el vino moro!Seguidilla en Las paredes oyen, 1628, Juan Ruiz de Alarcón
Además del famoso poema de Fray Luis de León:
ni del dorado techose admira, fabricado
del sabio moro, en jaspes sustentado.
Oda a la vida retirada