En biología, el mismo término transporte activo se aplica al movimiento de moléculas interno a la membrana celular.
Las formas más conocidas de movilidad activa son caminar y andar en bicicleta, aunque otros modos incluyen correr, remar, andar en patineta, patinetas y patines. Debido a su prevalencia, el ciclismo a veces se considera por separado de las otras formas de movilidad activa.[2]
Las políticas públicas que promueven la movilidad activa tienden a mejorar los indicadores de salud aumentando los niveles de aptitud física y reduciendo las tasas de obesidad y diabetes,[3][4] al mismo tiempo que reducen el consumo de combustibles fósiles y las emisiones de carbono.[5] Se ha demostrado que las políticas que promueven la movilidad activa dan como resultado grandes aumentos en el transporte activo para los desplazamientos diarios: por ejemplo, Portland, Oregón, pudo aumentar el uso de bicicletas 5 veces entre 1990 y 2009 con programas pro-ciclismo.[6] Los estudios han demostrado que los programas a nivel de ciudad son más eficaces que fomentar la movilidad activa a nivel individual.[7]
↑Sustainable mobility in metropolitan regions : insights from interdisciplinary research for practice application. Wulfhorst, Gebhard,, Klug, S. (Stefan). Wiesbaden. 26 de agosto de 2016. ISBN978-3-658-14428-9. OCLC957700183.
↑Pucher, John; Buehler, Ralph; Seinen, Mark (July 2011). «Bicycling renaissance in North America? An update and re-appraisal of cycling trends and policies». Transportation Research Part A: Policy and Practice(en inglés)45 (6): 451-475. doi:10.1016/j.tra.2011.03.001.