La muerte de Adolf Hitler, líder del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (1921-1945) y Führer y Reichskanzler del Tercer Reich (1933-1945), se produjo el 30 de abril de 1945 en el Führerbunker de Berlín; Hitler se suicidó con un disparo con arma de fuego en la cabeza[a][b][c] junto a su esposa Eva Braun, quien recurrió al envenenamiento por cianuro.[d] De acuerdo con el testamento y las instrucciones verbales de Hitler, esa tarde sus cuerpos fueron llevados escaleras arriba a través de la salida de emergencia del búnker, rociados con gasolina y prendidos en el jardín de la Cancillería del Reich.[1][2] Los registros guardados en los archivos soviéticos muestran que los restos quemados fueron recuperados y enterrados en lugares sucesivos hasta 1946.[e] Fueron exhumados nuevamente e incinerados en 1970 y las cenizas fueron dispersadas.[f]
Las versiones difieren en cuanto a la causa de la muerte; una versión afirma que murió solo por veneno[g] y otra por un disparo autoinfligido mientras mordía una ampolla de cianuro.[h] Los historiadores contemporáneos han rechazado estas versiones como propaganda soviética[i][j] o un intento de compromiso para conciliar las diferentes conclusiones.[h][k] Un testigo ocular declaró que el cadáver de Hitler mostraba signos de haber recibido un disparo por la boca, pero esto se ha demostrado como poco probable.[l][m] Los restos dentales encontrados en el cadáver se compararon con sus registros dentales en 1945.[3][n]
Por razones políticas, la URSS presentó varias versiones del destino final del cuerpo de Hitler.[4][5] Sostuvieron en los años inmediatamente posteriores a la guerra que no estaba muerto, sino que había huido y estaba siendo protegido por los antiguos Aliados occidentales de la Segunda Guerra Mundial.[4]
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