Un municipium era la segunda clase más alta para una ciudad romana, y tenía un estatus inferior a la colonia romana. Dentro del contexto de la República y del Imperio romano, un municipium se establecía en los territorios más intensamente romanizados. Un municipum mantiene y adopta las instituciones políticas y administrativas romanas pero no tiene el mismo prestigio que una colonia romana. De hecho, aunque el funcionamiento es igual al de Roma y los ciudadanos tienen los mismos derechos que cualquier romano en las colonias, los municipios necesitan una reestructuración o reordenamiento jurídico-político para poder considerarse legalmente una ciudad romana.[1]