En el hinduismo, Naraka es el vocablo sánscrito correspondiente al inframundo. Literalmente significa ‘del ser humano’ (siendo nara: ‘varón’)...
Según el budismo, hinduismo, sijismo y yainismo, Naraka es un sitio de tormento.
Los Patalas o Narakas equivalen al purgatorio de la religión cristiana.
En el Naraka reina el dios Iama, a quien sirven muchos seres que se ocupan en distintos oficios, entre los cuales está el de seguir el curso de las enfermedades y apoderarse de las almas que han perecido en los combates y siniestros, presentándolas al tribunal de Yama.
En los Patalas hay un registro donde se anotan todas las acciones de los hombres, lo cual se tiene en cuenta para que las almas vayan a habitar uno u otro de los Patalas, según sus culpas.
Al estar las almas bajo el influjo de Maya (la ilusión), además del juicio recibido, sentirán recibir los correspondientes castigos apropiados a sus acciones pecaminosas que van en contra del Dharma. Lal igual que el infierno cristiano, los castigos que reciben los condenados son terribles, como los de hacer pasar al que se castiga por el ojo de una aguja, andar sobre el filo de un sable y con las manos atadas, exponer al condenado a los picotazos de los buitres y otras aves de rapiña, soportar grandes pesos, nadar en charcos de líquidos asquerosos, etc.
Sin embargo, a diferencia del infierno cristiano, el castigo no es eterno, pero si el pecado es muy grande, puede incluso llegar a ser un periodo extremadamente largo, casi eterno, incluso de periodos de varios kalpas; e incluso con reencarnaciones en el mismo infierno. Ya pasado el tiempo de purgación, o bien al cabo de una yuga (era), en que cambian las cosas, pasa el alma a habitar el cuerpo de un animal, luego el de otro y, si consigue acumular un buen Karma, por fin, el cuerpo de un hombre, para así tener una nueva oportunidad de poder alcanzar la iluminación. Después de una serie de "metempsicosis", si siguió correctamente el Dharma, se une en el gran ser que es el alma universal del mundo.