Oikos (griego:οἶκος, plural: οἶκοι),[5] el equivalente al término «casa» en la Grecia Antigua, es el conjunto de bienes y personas que constituía la unidad básica humana previa al surgimiento de las ciudades-estado (polis), incluyendo la familia extendida (más allá de la familia nuclear), desde la cabeza del oikos (el telestai —generalmente varón mayor de edad y por ello inspirando la figura del paterfamilias romano—) a los ayudantes y los animales que vivían juntos en un marco doméstico. Los grandes oikos incluían extensas explotaciones generalmente agropecuarias las cuales eran también la unidad básica de supervivencia de la economía antigua.
Oikos es la raíz etimológica de Ecología, -estudio de la relación de los seres vivos y su casa-, Ecuménico - habitar, vivir en la casa propia- y Economía -gestión o administración de la casa-.[6][7]
El oikos funcionaba como una unidad biológica, antropológica, económica y social autárquica, «era el centro a cuyo alrededor estaba organizada la vida», a partir del cual no solo se satisfacían las necesidades materiales, incluyendo la seguridad, sino también las normas y los valores éticos, los deberes, obligaciones y responsabilidades, las relaciones sociales y las relaciones con los dioses.
El oikos no era solo la familia, era todo el personal de la casa y sus bienes. Dirigir un oikos significaba tanto manejar una granja como el gobierno y mantenimiento de la paz en la familia. Frente a lo aparatoso de los palacios de Menelao o Alcínoo, el de Ítaca es un "palacio de segunda clase", cuya relación con él convierte a Odiseo en "el héroe del oikos".[8]
Estas definiciones se aplican al conjunto de la historia de Grecia desde el siglo VIII al IV a. C.
Aristóteles describe el oikos como una «comunidad constituida naturalmente para la satisfacción de las necesidades cotidianas»,[9] cuyos miembros se definen como aquellos que han sido criados con un mismo alimento.[10]
Pero la delimitación aristotélica de las funciones de la casa opera sobre una fluctuación entre dos términos: oikos y oikia (griego: οἰκία), que pueden traducirse de la misma forma, como en el pasaje de la Política (1252b 9-22). Pero oikos y oikia no siempre significaban lo mismo. Jenofonte dice que la primera palabra alude a la casa en el sentido estricto de lugar de residencia, mientras que la segunda denota no solo la casa sino también las propiedades.[11] Pero esta distinción no era aceptada por los autores griegos. Los testimonios de algunos oradores áticos como Isócrates e Iseo indican que oikia podía connotar no solo la casa sino también la familia o la propiedad,[12] de forma que su sentido se oponía al de oikos. De todas formas, en el contexto de la ley ateniense era habitual que oikia significara «casa» y oikos «propiedad» o «familia». También existe un uso de oikos como "pequeño edificio sagrado" (templo griego).[13]
El oikos era la piedra angular de esta sociedad antigua. Sin embargo, en el siglo V a. C. antiguos autores griegos opusieron la naturaleza del oikos con el orden político (cosmos de la polis) que pretendía imponerse; el conflicto entre ambas fue tratada en el teatro trágico griego.[14]
Lo propiamente político de la tragedia no es el conflicto entre las polis o el conflicto de poderes dentro de la polis... sino el conflicto entre la polis y el oikos, ese fundamento arcaico que excede a la ley de la polis y no puede nunca ser completamente sometido a ella. El oikos que es también -significativamente- el radical etimológico de la palabra "economía". ... Pero al mismo tiempo, ya en la Tragedia se pretende la renegación del oikos, del fundamento arcaico y singular, y la necesidad de generalización de un orden exclusivameente "político": de un Logos que se afirma como "consciente" pero activamente humano, que impone una fuerte represión de cualquier fundamento fuera del "discurso".[15]
La relación entre el oikos y la polis no era exclusiva de la polis clásica. Especialmente en la Antigua Atenas, durante el periodo democrático con el paso del domus al demos, la polis se presentaba como un oikos a gran escala, hasta el punto de que el oikos se consideraba una entidad autónoma y al mismo tiempo parte de la polis, no excluida ni opuesta a ella.[16] Sin embargo la corrupción del orden totalitario de la polis provocaría los conflictos y los fracasados intentos de represión.