Una paz cartaginesa es la imposición de una paz brutal y humillante a un enemigo que ha sido derrotado por otro en un conflicto bélico. La expresión deriva de la paz que impuso Roma a Cartago tras la derrota de la potencia norteafricana en la segunda guerra púnica (218–201 a. C.), por la cual perdió todas sus colonias, fue obligada a desmilitarizarse y a pagar un tributo constante a Roma, sin cuyo permiso no podría emprender ninguna guerra.[1] Tras el final de la tercera guerra púnica (149–146 a. C.), los romanos arrasaron Cartago hasta los cimientos y esclavizaron a sus habitantes.[2]