Los caballos pueden presentarse en colores muy diferentes. Según Isidoro de Sevilla (que se basaba en el Tratado de Agricultura de Paladio), distinguía hasta veinte nombres de colores de caballos, que agrupa en rojizos, blanquecinos, mezclados y negruzcos.[1]
La capa de un caballo es la pigmentación que presenta el caballo en su pelaje.
El pelaje es el conjunto formado por los pelos del cuerpo, de la cola y la crin. Sin embargo, a menudo es necesario indicar el color de los ojos, las patas y el de los pezuñas o cascos para identificar correctamente un todo del pelaje, ya que no es extraño que las diferencias radiquen en esos detalles.