Se conoce como periodismo social o periodismo cívico a una disciplina del periodismo que es consciente y sensible de los procesos sociales en marcha en la sociedad. Propone la vinculación y la articulación del eje social con los de la política y la economía en la agenda de los medios de comunicación. El periodismo social o cívico nace en Estados Unidos en la década de los 80 y 90. El primer país de América Latina en emplearlo fue Brasil, más adelante continuarían Argentina y Colombia.[1] Por contra, el periodismo social nace como concepto a partir de la reflexión acerca de la cobertura de los medios de comunicación, en la que los principales temas vinculados a la política y la economía se encuentran articulados entre sí, mientras que los temas sociales y acciones de la sociedad civil quedan relegados a un segundo plano desvinculados de los temas principales. Además, sus protagonistas son representados como héroes y no como ciudadanos responsables que asumen un rol social en la resolución de conflictos de diversa índole. El periodista social se asume como un actor social de peso que cuenta con las herramientas y un espacio privilegiado para impulsar el cambio social sumando nuevas fuentes, explorando nuevos enfoques y perspectivas y brindando una mayor y mejor cobertura a los temas sociales como parte de la agenda de su medio de comunicación.
El objetivo principal del periodista social es colaborar en la construcción de una imagen de la realidad que brinde mayor visibilidad a los actores sociales activos y que permita contribuir a un diálogo que permita encontrar soluciones sustentables para enfrentar los desafíos que enfrentan las sociedades modernas.