La pesca destructiva son todas las prácticas de pesca que dañan irreversiblemente a los hábitats y a la sostenibilidad de los ecosistemas acuáticos. Dichos daños pueden ser causados por la destrucción física directa del relieve y la flora submarinos, la sobrepesca (especialmente de especies clave), la matanza o mutilación indiscriminada de la vida acuática, la alteración de los ciclos reproductivos de las especies y la contaminación del agua.
Existen prácticas como: las voladuras, la electrocución y el envenenamiento, que provoca daños irreversibles al ecosistema. Estas prácticas son en su mayoría, aunque no siempre, ilegales e incluso cuando son legales, las regulaciones no se aplican.[1]