El pescado azul, también pescado graso, es aquel con una proporción de grasa inserta entre los músculos superior al 6 %. La denominación azul no atiende a criterios biológicos, sino nutricionales. Entre los ejemplos de pescado azul se incluyen pequeños peces forrajeros como las sardinas, el arenque o las anchoas, y otros peces pelágicos más grandes como el salmón, la trucha, el atún, el pez espada o la caballa.[1]
En cambio, el pescado blanco o magro (p. ej., el bacalao o el eglefino) contiene aproximadamente solo un 2 % de grasa. Existe una clase intermedia, los pescados semigrasos, como la lubina o la dorada, que contienen entre un 2 y un 5 % de grasa, aproximadamente.
La cantidad de grasa influye en la coloración, así que gran parte de los pescados grasos tienen coloración externa azul, de ahí su nombre.