Se denomina piel de naranja a un cierto tipo de acabado que se puede desarrollar en superficies pintadas o moldeadas.[1] La textura se asemeja a la superficie de la piel de una naranja, de ahí su nombre. La pintura brillante rociada sobre una superficie lisa (como la carrocería de un automóvil) también debería formar una superficie lisa una vez secada. Sin embargo, varios factores pueden hacer que se convierta en una superficie irregular. El fenómeno de la piel de naranja se puede suavizar a posteriori con papel de lija ultrafino, pero se puede prevenir por completo cambiando la técnica de pintura o los materiales utilizados. Suele ser el resultado de una técnica de pintura inadecuada, y es causada por la evaporación demasiado rápida del disolvente de la pintura, una configuración incorrecta de la pistola rociadora (por ejemplo, con una presión de aire demasiado baja o una boquilla inadecuada), rociar la pintura en un ángulo que no sea perpendicular a la superficie o aplicar pintura en exceso.
En algunas situaciones, como la pintura del interior de viviendas, se busca dotar de una textura de piel de naranja a los paredes. En este caso, se aplica una pintura de textura generalmente con una pistola pulverizadora, y a continuación, se pinta sobre la capa dotada de textura con el color deseado. Al pintar paredes, también se puede desarrollar el efecto piel de naranja al usar un rodillo con muy poca pintura o una pintura demasiado espesa, de forma que su superficie se seca antes de nivelarse.