Se conoce como movimiento piquetero al movimiento de trabajadores desocupados surgido en Argentina a mediados de la década de 1990. El crecimiento de la desocupación y los índices de pobreza, que fueron en aumento durante la presidencia de Carlos Menem, crearon un caldo de cultivo en el país para el surgimiento de múltiples protestas y formas de organización de trabajadores que perdían su empleo y corrían el serio riesgo de quedar excluidos del mercado laboral.
La denominación "piquetero" proviene del hecho de que los movimientos de desocupados principalmente tienen como forma de protesta social la instalación de piquetes en lugares estratégicos, para imposibilitar total o parcialmente la circulación por calles, caminos o rutas.
Nacidos como una agrupación ad hoc formada para canalizar la protesta contra los despidos de trabajadores en la empresa del Estado Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF, luego absorbida en el conglomerado internacional Repsol YPF) en Cutral Có y Plaza Huincul (Neuquén) el 20 de junio de 1996.[1] Estos cortes de ruta («piquetes») realizados como medio de protesta dieron su nombre a los numerosos movimientos de desempleados que se han institucionalizado progresivamente, formando la contrapartida obrera a los cacerolazos empleados por la clase media para expresar su descontento con la acción gubernamental.[2]
Los movimientos de desocupados han jugado un papel político en estos últimos años, trabando alianzas con los principales operadores políticos —en especial las distintas facciones del peronismo y los distintos movimientos de izquierda, lo que a la vez ha dado lugar a una cierta fragmentación de estos y a su reintroducción en las reglas del juego político tradicional argentino, en que las organizaciones de trabajadores desempeñaron un papel importante.
Desde la derecha política[3] y la clase media han sido objeto de críticas, acusándolos de estar asociados a la delincuencia organizada y promoviendo la toma de medidas violentas contra sus manifestaciones, calificadas de «criminales».[3] El expresidente Mauricio Macri ha llegado a tildar despectivamente como «orcos» a quienes realizan piquetes.[4][5]