Una sustancia pirofórica (del griego πυροφορος, purophoros, "portador del fuego") puede inflamarse espontáneamente en el aire. Algunos ejemplos son el sulfuro de hierro y muchos metales reactivos como el uranio,[1] cuando se encuentran en polvo o en láminas finas.
Los materiales pirofóricos son a menudo reactivos frente al agua y por ello, se inflamarán cuando entren en contacto con agua o aire húmedo. Estos materiales pueden ser manejados de forma segura en atmósferas de argón o nitrógeno (con algunas excepciones). La mayoría de los incendios pirofóricos deben ser extinguidos con un extintor de clase D para metales en llamas.