Los prisioneros de guerra de la Primera Guerra Mundial en Alemania es un aspecto del conflicto poco abordado por la investigación historiográfica. El número de soldados hechos prisioneros ha aumentado a poco más de siete millones[1] para el conjunto de beligerantes, incluidos alrededor de 2 400 000[2] por parte de Alemania.
Desde 1915, las autoridades alemanas establecieron un sistema de campos, cerca de trescientos en total, donde no dudaron en recurrir a la desnutrición, a los castigos y al acoso psicológico, junto con el encierro, para la explotación metódica de los prisioneros. Ello prefiguraba la utilización sistemática a gran escala de los campos de prisioneros en el curso del siglo XX; sin embargo, el cautiverio organizado por las autoridades militares alemanes también contribuyó a crear intercambios entre las personas y dio lugar a muchos prisioneros a reflexionar sobre su compromiso y su relación con su país.