La crema solar, protector solar o bloqueador solar es una loción, gel, aerosol u otro tópico que evita o disminuye los efectos causados por la radiación solar o por lámparas artificiales que emitan dicha radiación.[1] Cabe aclarar que no necesariamente ayuda a evitar las quemaduras[2] ni ofrecen una protección plena frenta al Sol.
La ropa que bloquea o tamiza los rayos solares nocivos (UVA y UVB), junto con sombreros de ala ancha, gafas de sol y parasoles, son útiles para prevenir lesiones en los ojos y la piel pero no es lo suficiente para cubrirse de quemaduras causadas por el sol. Cada uno de ellos por separado puede no ser suficiente para prevenir las lesiones por el sol.[3][4]
Normalmente, la probabilidad de desarrollar un cáncer de piel es mayor en personas que presentan gran cantidad de lunares.
Los protectores solares deben aplicarse entre 30 minutos y 2 horas antes de exponerse al sol. En general, deben reaplicarse después de haber pasado 80 minutos en el agua o si ha transpirado en gran cantidad o cada 2 horas fuera del agua. Se debe seguir cuidadosamente las instrucciones en la etiqueta del producto.[5][4]
En Europa la Comisión Europea publicó en el año 2006 una recomendación en la que especificaba ciertas instrucciones de uso para que fueran incluidas en el etiquetado de los protectores solares.[6] La recomendación 2006/647/CE de la Comisión Europea define como producto de protección solar cualquier preparado (como crema, aceite, gel o aerosol) de aplicación sobre la piel humana con la finalidad exclusiva o principal de protegerla de la radiación UV absorbiéndola, dispersándola o reflejándola.[6]