El retraso del lenguaje es un trastorno del lenguaje en el que un niño no desarrolla habilidades lingüísticas en el período habitual apropiado para su edad en su calendario de desarrollo. Afecta especialmente a los niños sordos a los que se priva de la lengua de signos.[1] Se observa más comúnmente en niños de dos a siete años de edad y puede continuar hasta la edad adulta. La prevalencia registrada del retraso del lenguaje oscila entre el 2,3 y el 19 por ciento.[2]
El lenguaje es una forma única de comunicación humana que implica el uso de palabras de una manera estándar y estructurada.[3] El lenguaje es distinto de la comunicación. La comunicación es un proceso en dos etapas. La primera etapa es el proceso de codificación del mensaje en un conjunto de palabras (o signos en el caso de las lenguas de signos) y estructuras oracionales que transmiten el significado requerido, es decir, en lenguaje.[2] En la segunda etapa, el lenguaje se traduce en comandos motores que controlan los articuladores (manos, cara, cuerpo, pulmones, cuerdas vocales, boca, lengua, dientes, etc.), creando así el habla.
Los retrasos del lenguaje son distintos de los retrasos del habla, en los que se retarda el desarrollo de los aspectos mecánicos y motores de la producción del habla. Muchos tienden a confundir el retraso del lenguaje con el retraso del habla o incluso con el hablante tardío. Todos estos tienen signos reveladores diferentes y factores determinantes. El retraso del habla parece ser más semejante al del hablante tardío en comparación con el retraso del lenguaje. El habla es la producción motora verbal del lenguaje, mientras que el lenguaje es un medio de comunicación. Debido a que el lenguaje y el habla son independientes, pueden retrasarse individualmente. Por ejemplo, un niño puede tener retraso del habla (es decir, no puede producir sonidos inteligibles del habla), pero no retraso del lenguaje porque usa una lengua de signos. Además, el retraso del lenguaje abarca la totalidad del progreso del desarrollo del lenguaje que se está ralentizando y no solo los aspectos del habla.
Los retrasos del lenguaje se reconocen comparando el desarrollo del lenguaje de los niños con los hitos del desarrollo reconocidos. Se presentan de varias maneras, ya que cada niño tiene un conjunto único de habilidades y deficiencias del lenguaje que son identificables a través de numerosas pruebas diagnósticas de cribado y herramientas diferentes. Hay diferentes causas que conducen al retraso del lenguaje; a menudo es el resultado de otro trastorno del desarrollo y el tratamiento requiere el análisis de las causas individuales únicas. La afección se observa con frecuencia tempranamente, entre los niños de dos y tres años de edad.[4] Los retrasos tempranos del lenguaje solo se consideran factores de riesgo que conducen a trastornos del lenguaje más graves.[4]
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