Risa

La risa podría ser una forma ancestral de comunicación. Según Robert Provine, el paso hacia la bipedestación que se produjo en los orígenes de la humanidad liberó al tórax de la función de soporte que ejercía en la locomoción cuadrúpeda, un paso crítico que, al desligar la respiración de la carrera, proporcionó a los seres humanos un control flexible de la respiración, necesario para el lenguaje oral y para nuestra risa característica.[1]

La risa es una respuesta biológica producida por el organismo como respuesta a determinados estímulos. La sonrisa se considera una forma suave y silenciosa de risa.[2]​ Actualmente existen diversas interpretaciones acerca de su naturaleza.

Los estudios más recientes, de gran repercusión, son los realizados desde 1999 por Robert Provine, neurobiólogo del comportamiento de la Universidad de Maryland, quien sostiene que la risa es un «balbuceo lúdico, instintivo, contagioso, estereotipado y de control inconsciente —o involuntario— que raramente se produce en soledad».[1]​ En los seres humanos, la risa se inicia, en promedio, hacia los cuatro meses de edad, y, según los recientes estudios científicos, constituye una forma de comunicación innata heredada de los primates e íntimamente relacionada con el lenguaje.[3]

En cambio, para otros autores, como Charles R. Gruner, de la Universidad de Georgia (1978), la risa es una reminiscencia o sinónimo del grito de triunfo del luchador tras ganar a su adversario. Asegura que en todas las manifestaciones de humor existe un gesto de agresión, incluso en los casos más inocuos. Según Gruner, «incluso un lactante se ríe, no como manifestación de agradecimiento, sino porque consiguió lo que deseaba».[4]​ El filósofo John Morreall (1983) sostiene que el origen biológico de la risa humana pudo estar en una expresión compartida de alivio tras pasar el peligro; la laxitud que sentimos tras reírnos puede ayudar a inhibir la respuesta agresiva, convirtiendo la risa en un signo de conducta que indica confianza en los compañeros.[5]

En cualquier caso, existen investigaciones recientes realizadas tanto en orangutanes como en chimpancés que sugieren que estos son capaces de reírse, con lo cual la risa sería de origen evolutivo y genético.[3][n. 1]

Popularmente se la considera básicamente una respuesta a momentos o situaciones de humor, como expresión externa de diversión, y relacionada con la alegría y la felicidad, aunque la risa, según numerosos estudios, como los de Robert Provine, está motivada por un estímulo cómico en una minoría de los casos cotidianos.[1]​ Suele aparecer, de forma más o menos simulada, como complemento emocional de los mensajes verbales, así como en situaciones de estrés o en conductas de tipo lúdico como las cosquillas.[3]

Algunas teorías médicas atribuyen efectos beneficiosos para la salud y el bienestar a la risa, dado que libera endorfinas.

  1. a b c Robert Provine. Laughling, Tickling and the Evolution of the Speech Itself. Extracto. Diciembre de 2004.
  2. Definición de «sonreír» en el Diccionario de la lengua española.
  3. a b c Transcripción de una entrevista a Robert Provine por Eduard Punset en RTVE.
  4. Understanding Laughter: The Workings of Wit and Humor. Chicago: Nelson-Hall, c. 1978. ISBN 0-88229-186-6.
  5. Morreall, John. Taking laughter seriously. 1983. ISBN 0-87395-642-7, ISBN 0-87395-643-5.
  6. «Ficha personal de Marina Davila-Ross.». Archivado desde el original el 24 de noviembre de 2010. Consultado el 28 de enero de 2011. 


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