Las Rosalias (en latín Rosalia o Rosaria) o fiestas de las rosas son unas fiestas romanas en honor de los difuntos en donde se depositaban rosas en sus tumbas.[2]
Estas fiestas se celebraban en fechas diversas, dependiendo fundamentalmente del lugar, aunque principalmente se festejaban en mayo, aunque podían llegar hasta mediados de julio. Su observancia a veces se llamaba rosatio ('adorno de rosa') o 'dies rosationis', 'día del adorno de rosa', y podría celebrarse también con violetas, llamándose entonces violatio, "adorno con violetas", también dies violae o dies violationis, "días del adorno de violetas".[3]
La Rosatio se desarrolló a partir de la costumbre de colocar flores en los lugares de enterramiento. Los difuntos no podían ser olvidados pues la pietas y el temor por la necesidad de apaciguar sus almas, aconsejaban honrarlos y recordarlos. Fue una de las prácticas religiosas más extendidas con la que los romanos cuidaban a sus muertos, reflejando el valor que se atribuye a la tradición (el mos maiorum, 'la costumbre de los antepasados'), al linaje familiar y los monumentos conmemorativos que podían ir desde simples inscripciones hasta grandes obras públicas. En el calendario romano se reservaron varias fechas específicas públicamente reglamentadas como días festivos o días conmemorativos dedicados a los muertos, independientemente de las prácticas privadas.[4][5]
Aunque la vida seguía, los difuntos no podían ser olvidados. La pietas y el temor aconsejaban honrarlos y cuidar de su sepultura. Se estableció, por este motivo, un conjunto de celebraciones específicas públicamente reglamentadas, al margen de las actuaciones personales. Eran los Parentalia, los Lemuria, los Violaría y los Rosalía.