La salud mental durante la pandemia de COVID-19 se vio afectada alrededor del mundo.[1][2] La enfermedad en sí y las restricciones impuestas por los gobiernos para combatirla impactaron los trabajos e ingresos de muchas personas, así como sus actividades sociales, su confianza en el prójimo y en las instituciones. Esto redundó en un aumento de la ansiedad, estrés y preocupación.[3]