Sentado o sedente es una postura del cuerpo humano en la que el peso se soporta esencialmente por la tuberosidad isquiática con las nalgas en contacto con el suelo o la superficie horizontal que se utilice como asiento; en vez de por los miembros inferiores, que son el apoyo en otras posturas (de pie, arrodillado o en cuclillas). En la postura sentada, el torso se mantiene más o menos erguido, aunque para adoptar una postura más relajada se suele inclinar para apoyarse en algún otro objeto (como el respaldo o los brazos de una silla o sillón).
También pueden identificarse con "estar sentado" o "tomar asiento" algunas forma de arrodillamiento en la que las nalgas descansan sobre los talones, como en la postura japonesa llamada seiza y en la postura hindú llamada vajrasana. En cuanto a la llamada posición de loto, las nalgas descansan en el suelo (o superficie horizontal) y las piernas se cruzan a su misma altura.
"Sentarse a hablar" es una expresión muy común que tiene un hondo significado: las reuniones que se celebran sentados implican que los que así están no van a agredirse. La toguna o "casa de la palabra" del pueblo africano dogon tiene el techo bajo, para que se haya de permanecer sentado en ella. En la Ilíada se hace una referencia a quién destacaba cuando estaban sentados (Ulises, el más inteligente) y quién cuando estaban de pie (Menelao, el más fuerte).[1][2]
Los miembros de un grupo reunido en círculo, sentados en distintas posturas.
↑Canto III líneas 203-225 Traducción de Segalá y Estalella: "El sensato Antenor replicó al momento: «Mujer, mucha verdad es lo que dices. Ulises vino por ti, como embajador, con Menelao, caro á Marte; yo los hospedé y agasajé en mi palacio y pude conocer el carácter y los prudentes consejos de ambos. Entre los troyanos reunidos, de pie, sobresalía Menelao por sus anchas espaldas; sentados, era Ulises más majestuoso. Cuando hilvanaban razones y consejos para todos nosotros, Menelao hablaba de prisa, poco, pero muy claramente: pues no era verboso, ni, con ser el más joven, se apartaba del asunto; el ingenioso Ulises, después de levantarse, permanecía en pie con la vista baja y los ojos clavados en el suelo, no meneaba el cetro que tenía inmóvil en la mano, y parecía un ignorante: lo hubieras tomado por un iracundo ó por un estólido. Mas tan pronto como salían de su pecho las palabras pronunciadas con voz sonora, como caen en invierno los copos de nieve, ningún mortal hubiese disputado con Ulises. Y entonces ya no admirábamos tanto la figura del héroe.»"
↑Entre otros muchos ejemplos, la canción España camisa blanca de mi esperanza (Víctor Manuel -1984-, inspirada en un verso de Blas de Otero -1964-) incluye estos versos: "donde entendernos sin destrozarnos / donde sentarnos y conversar." (edomexaldia.com)