El sistema de servidumbre establecido en Rusia (en ruso: Крепостное право, Krepostnóye pravo) fue formalmente creado a fines del s. XV con el fin de garantizar el valor económico de las propiedades agrarias en el campo ruso, y estaba destinado en primer lugar a impedir legalmente que los campesinos pudiesen desplazarse libremente por el territorio ruso o emigrar.
Para mediados del s. XVIII, la servidumbre se había convertido en esclavitud. Los siervos se vendían aparte de la tierra; las familias serviles se partían al venderse aparte sus miembros. En Moscú y en San Petersburgo se vendían como ganado, o como muebles, anunciados en los periódicos. Un perro podía valer más que un siervo entrenado. No todos los siervos eran sujetos de compraventa; ocasionalmente, se canjeaban por un animal, o se apostaban en juegos de cartas.[1]