Shirley Jackson | ||
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Información personal | ||
Nombre de nacimiento | Shirley Hardie Jackson | |
Nacimiento |
14 de diciembre de 1916 San Francisco, California | |
Fallecimiento |
8 de agosto de 1965 (48 años) North Bennington, Vermont | |
Causa de muerte | Insuficiencia cardíaca | |
Residencia | San Francisco | |
Nacionalidad | Estadounidense | |
Lengua materna | Inglés | |
Familia | ||
Cónyuge | Stanley Edgar Hyman (1940-1965) | |
Hijos | Laurence, Joanne, Sarah y Barry | |
Educación | ||
Educada en | Universidad de Siracusa | |
Información profesional | ||
Ocupación | Novelista, cuentista | |
Años activa | desde 1940 | |
Géneros | Misterio, horror | |
Sitio web | shirleyjackson.org | |
Distinciones |
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Firma | ||
Shirley Jackson (San Francisco, 14 de diciembre de 1916-North Bennington, 8 de agosto de 1965) fue una cuentista y novelista estadounidense especializada en el género de terror. Fue popular durante su vida y en los últimos años su obra ha recibido una creciente atención por parte de la crítica. Influyó grandemente en autores como Joanne Harris, Stephen King, Nigel Kneale, Neil Gaiman y Richard Matheson.
Sus obras más conocidas son posiblemente el relato corto La lotería (1948), que sugiere la existencia de un tétrico y estremecedor submundo en las pequeñas ciudades de la América profunda, y La maldición de Hill House (1959). En su biografía crítica sobre Jackson, Lenemaja Friedman señala que tras la publicación de La lotería en la revista The New Yorker, cientos de conmocionadas cartas llegaron por parte de los lectores a la redacción, hasta el punto que Jackson ofreció poco después una respuesta en el San Francisco Chronicle:
Explicar exactamente lo que esperaba que dijera la historia es muy difícil. Supongo que esperaba establecer un rito antiguo particularmente brutal en el presente y en mi propio pueblo para conmocionar a los lectores de la historia con una dramatización gráfica de la violencia inútil y la inhumanidad general en sus propias vidas.[1]
El crítico literario Stanley Edgar Hyman, marido de Jackson, escribió en el prefacio de la antología póstuma de su obra que "ella rechazaba ser entrevistada, explicar o promover su trabajo de cualquier forma, o tomar posiciones públicas y ser la experta de los suplementos del domingo. Ella creía que sus libros hablarían por ella lo suficientemente claro a lo largo de los años".[2] Hyman insistía en que las visiones oscuras encontradas en el trabajo de Jackson no eran, como algunos críticos decían, un producto de sus "fantasías personales, incluso neuróticas", sino que más bien comprendían "una anatomía sensible y fiel" de la era de la Guerra Fría en la que vivió, "símbolos adecuados para [un] angustioso mundo del campo de concentración y la Bomba".[3] Jackson pudo incluso disfrutar del impacto subversivo de su trabajo, como revelaba la afirmación de Hyman de que ella "siempre estuvo orgullosa de que la Unión Sudafricana prohibiese "La Lotería" y sintió que al menos ellos habían entendido la historia".[3]