La boca se representa con un rugido que simboliza la furia indómita y la risa jubilosa.[2] Por lo general todo el cuerpo se representa en azul aunque en algunas ocasiones la cabeza es blanca.[3]
Se le considera una deidad apotropaica capaz de eliminar obstáculos y fuerzas negativas a los que se enfrenta el crecimiento espiritual y protegiendo al practicante de ataques físicos y energéticos que son aislados y desterrados a su lugar de origen.[4] Dentro de los obstáculos se considera especialmente la contaminación ambiental y los problemas emocionales y de salud asociados.[5]