Se llama sobras a los restos comestibles que no se consumen o que quedan de una comida cuando todos los comensales terminan. Los restos que no se consideran comestibles (como huesos y pieles de algunas frutas y verduras) no se consideran sobras, sino basura. Aunque puede considerarse también como sobras aquellos alimentos que tras haber sido procesados en la cocina, no salen finalmente al consumidor. El saberlas emplear en nuevos platos a veces es objeto de estudio en libros de cocina.[1]