El socialismo revolucionario es una filosofía política, doctrina y tradición dentro del socialismo que enfatiza la idea de que una revolución social es necesaria para lograr cambios estructurales en la sociedad. Más específicamente, es la opinión de que la revolución es una condición previa necesaria para la transición de un modo de producción capitalista a uno socialista. La revolución no se define necesariamente como una insurrección violenta; se define como una toma del poder político por parte de movimientos de masas de la clase trabajadora de modo que el Estado sea directamente controlado o abolido por la clase trabajadora en contraposición a la clase capitalista y sus intereses.[1]
Los socialistas revolucionarios creen que tal estado de cosas es una condición previa para establecer el socialismo y los marxistas ortodoxos creen que es inevitable pero no predeterminado. El socialismo revolucionario abarca múltiples movimientos políticos y sociales que pueden definir la "revolución" de manera diferente entre sí. Estos incluyen movimientos basados en la teoría marxista ortodoxa como el De Leonismo, imposibilismo y luxemburguismo, así como movimientos basados en el leninismo y la teoría de la revolución liderada por vanguardistas como el estalinismo, maoísmo, marxismo-leninismo y trotskismo. El socialismo revolucionario también incluye otros movimientos marxistas, de inspiración marxista y no marxistas como los que se encuentran en el socialismo democrático, el sindicalismo revolucionario, el anarquismo y la socialdemocracia.[2]
El socialismo revolucionario se contrasta con el socialismo reformista, especialmente el ala reformista de la socialdemocracia y otros enfoques evolutivos del socialismo. El socialismo revolucionario se opone a los movimientos sociales que buscan mejorar gradualmente los problemas económicos y sociales del capitalismo a través de reformas políticas.[3]