La sonoridad es una propiedad articulatoria y acústica de los sonidos determinada por la vibración de los pliegues vocales. Según la Nueva gramática de la lengua española: "Durante la articulación de los sonidos sonoros, los pliegues vocales vibran, mientras que no lo hacen en la realización de los sonidos sordos".[1] Esta propiedad, inicialmente articulatoria, produce una serie de efectos acústicos y perceptivos como son la aparición de una banda de frecuencias bajas en el espectrograma y la adición de un murmullo glotal al sonido en cuestión provocado por el citado movimiento de los pliegues vocales. Desde el punto de vista fonético y fonológico, esta propiedad es un rasgo contrastivo de los sonidos del habla humana que es uno de los 2 modos de fonación básicos, el modo sonoro, que se opone al modo sordo, sin vibración de los pliegues vocales.