El stand up es una forma de comedia teatral en la que quien lo realiza, generalmente de modo unipersonal, reflexiona humorísticamente a partir de sus propias vivencias, frente a un público con el que interactúa.[1][2] Algunos especialistas lo consideran un género, en tanto otros lo consideran un estilo.[3] A diferencia del teatro tradicional, el comediante de stand up mantiene una interacción personal con el público, que suele incluir diálogos cortos con la audiencia. También se usa el anglicismo stand-up comedy (literalmente, «comedia de pie»), expresión que alude a la característica típica del género: un comediante de pie, con un micrófono, frente a un público y sin otros elementos dramáticos.[4] En algunos países hispanoamericanos se usan los neologismos «standupero» o «standapero» para referirse al comediante que hace stand up.[5][6][7]
Los textos del stand up están elaborados como reflexiones propias, de tono cómico o irónico, pero expresadas en un lenguaje directo, osado y provocativo, casi siempre en forma de monólogo, que el comediante comparte interactivamente con la audiencia, sobre los más diversos aspectos de la vida, desde experiencias personales y familiares, hasta costumbres, estereotipos, rutinas sociales y cuestiones políticas.[4]
La experta en arte francesa Amélie Galli definió el stand up en estos términos:
El stand up se sitúa entre el simple chiste y la batalla en la palestra romana. El protagonista es un héroe desnudo sobre el escenario que se enfrenta a un ejercicio catártico para él y para quienes le observan. El monologuista nos autoriza a reírnos de sus miserias, pero también de las nuestras. Nos permite aceptar el desconsuelo humano y hacer de él una gran fiesta.[8] La batalla está en saber cómo ganar y hacer de la guerra un gran y extenso monólogo de impronta humorística haciendo así partícipes tanto al público como al protagonista de la escena en este caso en la palestra Romana