En la geomorfología, un strandflate (palabra del noruego[1]) es una forma de relieve típica de la costas de altas latitudes —en especial de Noruega— que consiste en una superficie de erosión aplanada de la costa y del lecho marino próximo a ella. En Noruega, los strandflates ofrecen espacio para los asentamientos y la agricultura, y constituyen importantes paisajes culturales.[1] Las aguas poco profundas y protegidas de los strandflates son valiosas zonas de pesca que dan sustento a los asentamientos pesqueros tradicionales.[1] Fuera de Noruega, se pueden encontrar strandflates en otras áreas de alta latitud, como la Antártida, Alaska, el Ártico canadiense, el extremo norte de Rusia, Groenlandia, el archipiélago de Svalbard, Islandia, Suecia y Escocia.
Los strandflates generalmente están delimitados en el lado terrestre por una fuerte ruptura en la pendiente, que conduce a terreno montañoso o mesetas elevadas. En el lado del mar, los strandflates terminan en laderas submarinas.[2][3] La superficie de la roca madre de los strandflates es irregular y se inclina suavemente hacia el mar.[3]
El concepto de strandflate fue introducido en 1894 por el geólogo noruego Hans Reusch.[4][5][6]
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