Un sucesor espiritual, a veces llamado secuela espiritual, es un sucesor de una obra de ficción que no implica directamente construir sobre la historia establecida por un trabajo previo como hacen la mayoría de las precuelas o secuelas tradicionales, pero contiene muchos de los mismos elementos, temas y estilos; y que transmite una experiencia similar a la obra en la que se inspiró, cuya propiedad intelectual ha sido descontinuada o dirigida en una dirección muy dispar a la de la idea o propósitos originales.