Tardofranquismo

El Generalísimo Francisco Franco en 1975.

El tardofranquismo constituye la última etapa de la dictadura franquista que termina con la muerte de Francisco Franco el 20 de noviembre de 1975. Se suele situar su comienzo en octubre de 1969 cuando se forma el gobierno «monocolor» presidido de facto por el almirante Carrero Blanco, el principal consejero de Franco (tres meses antes el Caudillo había designado como su «sucesor a título de rey» al príncipe Juan Carlos de Borbón).[1]​ Esta etapa también se identifica como la de la crisis final del franquismo, cuyo inicio algunos historiadores lo sitúan en el «juicio de Burgos» de diciembre de 1970.[2]​ Solo unos meses después de la muerte de Franco Jorge de Esteban y Luis López Guerra ya constataban que «desde los inicios de la década de los 70 se hizo evidente para la gran mayoría de españoles que el país, tras una etapa de aparente calma, entraba de nuevo en una situación de crisis declarada, que se manifestaba sobre todo en dos datos: crecientes conflictos en el presente y aguda inseguridad cara al futuro».[3]

La historia política de esta última etapa de la dictadura estuvo marcada, según Javier Tusell, por la decadencia física y personal del general Franco,[nota 1]​ la desunión de la clase política del régimen, la parálisis provocada por la incertidumbre sobre el futuro y el crecimiento de la influencia social de la oposición antifranquista.[4]Luis Suárez Fernández ha apuntado, refiriéndose al régimen franquista, que «entre 1969 y 1975 no había muchas ideas claras».[5]

Según Borja de Riquer, «los últimos seis años del régimen franquista explican con precisión por qué aquella dictadura no tuvo continuidad tras la muerte del general Francisco Franco. En efecto, la erosión y crisis política que sufrió aquel régimen autoritario fue tan profunda que las opciones que pretendían perpetuarlo se vieron progresivamente desbordadas y deslegitimadas».[6]

  1. De Riquer, 2015, p. 115-116. "Ello significaba una clara ruptura de la legitimidad dinástica ya que la futura monarquía española no sería restaurada sino ‘instaurada’ a partir de la legalidad franquista"
  2. De Esteban y López Guerra, 1977, p. 11-12. "Si fuese necesario determinar una fecha para fijar el momento en que la crisis española se revela abiertamente, podría proponerse diciembre de 1970 como punto de inflexión, fecha en que las preocupaciones de algunos intelectuales, políticos y estudiantes pasaron a convertirse en preocupación generalizada del país"
  3. De Esteban y López Guerra, 1977, p. 12-15. "Las tensiones, conflictos e inseguridades respecto al futuro que definen esta crisis han sido atribuidas a diferentes causas, según la posición política de que se parta. Cabe, desde luego ―y no insistiremos en ella―, una interpretación puramente personalizadora, centrando las causas de la crisis en la decadencia física y final desaparición del Dictador. Más compleja sería la explicación marxista que pone el énfasis en la acentuación de las luchas sociales. Por otro lado, diversos sociólogos han atribuido la crisis a la inexistencia de una democratización política que debería haber acompañado al desarrollo económico. Tales explicaciones unilaterales no dejan de presentar puntos débiles, a pesar de sus también evidentes aciertos. […] Pero, si se conjuntan todos estos factores, lo que aparece es que lo que está en cuestión, más que los aspectos parciales, es la total organización de la vida política española. Y esta total organización, en el habla usual y técnica, tiene un nombre el Estado. La definición más amplia y comprensiva que podemos dar de la crisis es que se trata de una crisis del Estado español. [...] Un Estado insuficiente, heredado de épocas pasadas, que no consiguió remozarse a pesar de sucesivos intentos (1812, 1868, 1931) y que, a fines de 1975, se mostraba ya claramente incapaz de encuadrar a una realidad social en cambio acelerado, ni de resolver sus problemas económicos, educacionales, políticos o internacionales. [...] Se trata, más que una crisis de Régimen, de una crisis de Estado"
  4. Tusell, 2007, p. 239-240.
  5. Suárez Fernández, 2007, p. 486.
  6. De Riquer, 2015, p. 115. ”Si bien el régimen de Franco no fue derribado por la oposición, la creciente movilización social influyó de forma harto decisiva en la crisis final del franquismo al deteriorar la imagen del gobierno y del régimen, tanto en el interior como a nivel internacional, y aumentar sus disidencias internas, al tiempo que ayudaba a incrementar la politización de una parte de la sociedad española. De este modo, a la altura de los años 1973-1974, buena parte de los políticos franquistas eran conscientes del agotamiento del régimen e incluso un sector de ellos empezó a propiciar corrientes aperturistas que les permitiesen continuar siendo los protagonistas del posfranquismo”


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