En la ciencia de los materiales, el templado es un tratamiento térmico consistente en el enfriamiento rápido de una pieza de trabajo en agua, aceite, polímero, aire u otros fluidos para obtener determinadas propiedades del material. Es un tipo de tratamiento térmico que impide que se produzcan procesos no deseados a baja temperatura, como las transformaciones de fase. Esto se consigue reduciendo el intervalo de tiempo durante el cual estas reacciones no deseadas son termodinámicamente favorables y cinéticamente accesibles; por ejemplo, el enfriamiento puede reducir el tamaño del grano de cristal de los materiales metálicos y plásticos, aumentando su dureza.
El templado se emplea para incrementar la dureza de las aleaciones de hierro. Es también una técnica para aumentar la dureza del vidrio.
El temple es un paso en el tratamiento térmico de los metales. La pieza de trabajo metálica se calienta y luego se enfría repentinamente. Según el metal y la aleación, el efecto del enfriamiento varía.
Para los metales, el templado se realiza generalmente después de endurecer para aumentar la dureza, y se realiza calentando el metal a una temperatura mucho más baja que la utilizada para el endurecimiento. La temperatura exacta determina que dureza se alcanza, y depende tanto de la composición específica de la aleación como de las propiedades deseadas en el producto terminado. Por ejemplo, las herramientas muy duras a menudo se templan a bajas temperaturas, mientras que los resortes se templan a temperaturas mucho más altas. Para aumentar la dureza del vidrio, el templado se realiza calentando y luego enfriando rápidamente la superficie del vidrio.