Trabajo vivo y trabajo muerto

Trabajo vivo y trabajo muerto son términos acuñados por el filósofo alemán Karl Marx. El término trabajo muerto o trabajo objetivado denomina a aquellos medios de producción que no son naturaleza "virgen", en otras palabras, a todo lo modificado por la intervención deliberada humana (lo hecho); por el contrario, trabajo vivo es como denomina al acto mismo de modificación, es decir a la actividad concreta humana (la hechura).

Los conceptos son por primera vez introducidos en los Elementos fundamentales para la crítica de la Economía política (también llamados Grundrisse), de 1857-1858:

"[…]La única cosa distinta del trabajo objetivado es el trabajo no-objetivado, trabajo que está todavía objetivándose, trabajo como subjetividad. O el trabajo objetivado, por ejemplo, trabajo que está presente en el espacio, también puede ser contrapuesto, como trabajo pasado, al trabajo que está presente en el tiempo. Si esto debe estar presente en el tiempo, vivo, entonces puede estar presente sólo como el sujeto viviente, en el que éste existe como capacidad, como posibilidad, ergo como trabajador."
De la versión inglesa (link). Versión en castellano: Marx, Karl (1971). Elementos fundamentales para la crítica de la Economía política (Grundrisse) 1857-1858. Buenos Aires: Ed. Siglo XXI. 

En sus escritos tempranos, como La ideología alemana o los Manuscritos económico-filosóficos de 1844, Marx habla en cambio de naturaleza humanizada o naturaleza inorgánica. Marx en ningún momento contrapone humanidad a naturaleza: el ser humano es un animal particular, y como tal un ser biológico, parte de la naturaleza. Nace en ella, coexiste con ella y perece con ella:

"La universalidad del hombre aparece en la práctica justamente en la universalidad que hace de la naturaleza toda su cuerpo inorgánico [...] La naturaleza es el cuerpo inorgánico del hombre; la naturaleza, en cuanto ella misma, no es cuerpo humano. Que el hombre vive de la naturaleza quiere decir que la naturaleza es su cuerpo, con el cual ha de mantenerse en proceso continuo para no morir. Que la vida física y espiritual del hombre está ligada con la naturaleza no tiene otro sentido que el de que la naturaleza está ligada consigo misma, pues el hombre es una parte de la naturaleza."

El trabajo, interacción consciente y deliberada del humano con su entorno, que lo hace único entre los animales, modifica de una forma particular las premisas naturales de su existencia, a la vez que se produce y reproduce a sí mismo de dos maneras: directamente, en la medida que en su relación con la naturaleza establece relaciones sociales que lo modifica en tanto ser social. Indirectamente, en la medida que la modificación de su entorno natural lo modifica en tanto ser biológico.

El trabajo vivo es, por un lado, una actividad vital animal, y por otro lado, una actividad proyectiva, pulsiva, como señala Marx en El Capital.[1]​ Su modificación de las condiciones en las que se encuentra aparece previamente en forma conceptual o ideal, a diferencia del instinto que caracteriza a los demás animales. En otras palabras, el trabajo humano es una relación entre la proyección (concepción) y la modificación (ejecución). Por eso es que su actividad no reproduce ampliadamente las condiciones previamente existentes, sino que más bien las produce en forma de nuevas condiciones, condiciones artificiales.

  1. Marx, Karl, El Capital, crítica de la economía política, tomo 1, cap. V (link)

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