Trastorno por consumo de sustancias | ||
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Una variedad de drogas y parafernalia de drogas | ||
Especialidad | Psiquiatría, psicología clínica | |
Síntomas | Consumo excesivo de drogas a pesar de sus consecuencias adversas | |
Complicaciones | Sobredosis de drogas; efectos negativos generales a largo plazo sobre la salud mental y física; en algunos casos, comportamiento delictivo. | |
Factores de riesgo | Tener padres o familiares cercanos con TCS; otros trastornos de salud mental; consumo recreativo de drogas en la adolescencia[. | |
Diagnóstico | Síntomas de drogadicción y dependencia; incapacidad para disminuir el consumo; consumo continuado a pesar de ser consciente de las consecuencias negativas, y otros. | |
Tratamiento | Terapia de rehabilitación | |
Sinónimos | ||
Trastorno por consumo de drogas, TCS | ||
El trastorno por consumo de sustancias (TCS) es el consumo persistente de drogas (incluido el alcohol) a pesar de los daños sustanciales y las consecuencias adversas derivadas de su consumo.[1][2] El Instituto Nacional de Salud Mental (NIMH) afirma que "el trastorno por consumo de sustancias (TCS) es un trastorno mental tratable que afecta al cerebro y al comportamiento de una persona, provocando su incapacidad para controlar el consumo de sustancias como las drogas legales o ilegales, el alcohol o los medicamentos. Los síntomas pueden ser de moderados a graves, siendo la adicción la forma más grave de TCS".[3] Los trastornos por consumo de sustancias (TCS) se consideran una enfermedad mental grave que fluctúa en función de la edad a la que empiezan a aparecer los síntomas en un individuo, el tiempo durante el que existe y el tipo de sustancia que se consume.[4] No es infrecuente que quienes padecen TCS también padezcan otros trastornos de salud mental. Los trastornos por consumo de sustancias se caracterizan por una serie de problemas mentales/emocionales, físicos y conductuales como la culpabilidad crónica; la incapacidad para reducir o dejar de consumir la sustancia o sustancias a pesar de los repetidos intentos; la conducción de vehículos en estado de embriaguez; y los síntomas fisiológicos de abstinencia.[1] Las clases de drogas que suelen estar implicadas en el TCS son: alcohol, cafeína, cannabis, alucinógenos, inhalantes, opiáceos, sedantes, hipnóticos o ansiolíticos, estimulantes (incluidas las sustancias de tipo anfetamínico, la cocaína y otros estimulantes), tabaco.[5]
En el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales 5ª edición (2013), también conocido como DSM-5, los diagnósticos DSM-IV de abuso de sustancias y dependencia de sustancias se fusionaron en la categoría de trastornos por consumo de sustancias.[6][7] La gravedad de los trastornos por consumo de sustancias puede variar ampliamente; en el diagnóstico DSM-5 de un trastorno por consumo de sustancias, la gravedad del trastorno por consumo de sustancias de una persona se califica como leve, moderada o grave en función de cuántos de los 11 criterios diagnósticos se cumplan. La Clasificación Internacional de Enfermedades 11ª revisión (CIE-11) divide los trastornos por consumo de sustancias en dos categorías: (1) patrón perjudicial de consumo de sustancias; y (2) dependencia de sustancias.[8]
En 2017, se estimó que en todo el mundo 271 millones de personas (el 5,5 % de los adultos) habían consumido una o más drogas ilícitas.[9] De ellas, 35 millones padecían un trastorno por consumo de sustancias.[9] Otros 237 millones de hombres y 46 millones de mujeres padecían un trastorno por consumo de alcohol en 2016.[10] En 2017, los trastornos por consumo de sustancias ilícitas provocaron directamente 585 000 muertes.[9] Las muertes directas por consumo de drogas, distintas del alcohol, han aumentado más del 60 % entre 2000 y 2015.[11] El consumo de alcohol provocó otros 3 millones de muertes en 2016.[10]