La esquizofrenia es un trastorno psiquiátrico (o un conjunto de trastornos) cuyos síntomas incluyen alteraciones en percepción, pensamiento, ánimo y comportamiento. Incluyen "síntomas positivos" como alucinaciones y delirios e ideas delirantes; síntomas negativos como falta de motivación, apatía, la pobreza del discurso, aislamiento social y abandono de uno mismo; y déficit cognitivo, que consiste, sobre todo, de problemas con memoria a corto plazo, funciones ejecutivas y la rapidez de procesamiento.[1] Los efectos directos de la enfermedad son aumentados por los efectos de la estigma social[2] y la comprensión limitada pública. La respuesta de la sociedad puede aumentar la dificultad para mantener relaciones[3] y mantener un empleo remunerado.[4] Mortalidad en personas con esquizofrenia es 2 a 3 veces mayor que de la población general, que lleva a una pérdida de >10 años de esperanza de vida media.[5]
El tratamiento de la esquizofrenia ideal es uno multimodal e incluye una combinación de intervenciones psicológicas, farmacológicas, sociales, educacionales e relacionadas con el empleo dirigidas a promover la recuperación, reducir el impacto de la enfermedad sobre la calidad de vida, funcionamiento social y longevidad.[6]