Trierarca o trierarco (griego antiguo τριήραρχος/triērarchos, compuesto bitemático de triếrês, «trirreme» y árchein, «mandar») originalmente era el título de los oficiales que capitaneaban un trirreme en el mundo clásico griego.[1] En Atenas y en algunas otras ciudades-estado se requería que este oficial pagase con sus propios fondos el equipamiento y el mantenimiento de la nave.[1]
Desde la institucionalización de la función pública de las liturgias en época de los Pisistrátidas (en Atenas) y su desarrollo en los primeros decenios del siglo V a. C.,[2] trierarcas eran los ciudadanos adultos (en Atenas los de la primera clase censitaria, los pentacosiomedimnos) y metecos ricos a quienes anualmente designaban los magistrados (en Atenas competía a los generales) para costear, equipar y capitanear un trirreme.
La flota ateniense, en Época Arcaica, estaba compuesta por barcos en propiedad de ciudadanos particulares y que estos aportaban a la guerra tras haberlos adaptado para desempeñar tareas militares. Este sistema se vio drásticamente modificado con la introducción del trirreme y con la guerra contra los persas.
Sin embargo, la marina ateniense no perdió por completo esta característica privada en la época clásica: cuando el gobierno de Temístocles asumió la construcción de una flota de 200 trirremes, se vio la imposibilidad de financiar completamente el sistema naval con fondos públicos.[3] Esto no es de extrañar: el mantenimiento de tantos barcos, y sobre todo de tantos tripulantes (unos 200 por nave) era una carga muy pesada que la polis no podía asumir en su totalidad. Además, para administrar y controlar una flota de tan grandes dimensiones haría falta una considerable burocracia, lo cual encarecería aún más el mantenimiento.