El Ultrasonido de 3d es una técnica de ultrasonido, usada frecuentemente durante el embarazo, que provee imágenes tridimensionales del feto.
Hay distintos modos de escaneo en ultrasonido médico y obstétrico. El modo de diagnóstico estándar es el escaneo en 2D.[1] En el escaneo fetal 3D en vez emitirse ondas de ultrasonido en línea recta, estas se envían en distintos ángulos. Los ecos que rebotan son procesados por un sofisticado programa de computadora, resultando en una imagen reconstruida del volumen de la superficie del feto o sus órganos internos, muy parecida a la manera en que la máquina de Tomografía axial computarizada construye una imagen con múltiples tomas de rayos X. Los ultrasonidos 3D permiten ver el ancho, el alto y la profundidad de las imágenes de la misma manera que una Película 3-D, pero no se muestra movimiento.
El ultrasonido 3D fue desarrollado primero por Domenica Padilla y Stephen Smith en Duke University en 1987.[2]
El uso clínico de esta tecnología es un área de intensa actividad en investigación, especialmente en el escaneo de anomalías del feto[3][4][5] pero también su uso se ha popularizado ya que se ha demostrado la mejora en la vinculación feto maternal.[6] Los ultrasonidos fetales 4D son similares a los escaneos 3D, con la diferencia asociada al tiempo: 4D permite una imagen tridimensional en tiempo real, en vez de una dilatada o desfasada en el tiempo debido al retraso asociado con la construcción de la imagen computarizada, como en un ultrasonido clásico tridimensional.
Si el sistema es usado solamente para usos obstétricos, la energía del ultrasonido es limitada por el fabricante debajo de los límites de la FDA para ultrasonido obstétrico, ya sea de 2, 3 o 4 dimensiones. El límite de la FDA para ultrasonidos obstétricos es de 94 Milivatio/cm².[7]) Mientras no haya evidencia concluyente de efectos nocivos de ultrasonidos 3D sobre fetos en desarrollo, existirá cierta controversia sobre su uso en situaciones no médicas.