María Santísima de Araceli es una imagen mariana de talla, que representa la maternidad y la Purísima Concepción de la Santísima Virgen María. La efigie data, aproximadamente, del año 1562. Es una de las imágenes marianas con más carga devocional no sólo de la provincia si no de toda la subbética. Se encuentra en Lucena (Córdoba), lugar donde es patrona desde 1851 y alcaldesa perpetua desde 1955. Posee una gran devoción en la ciudad y en la provincia de Córdoba, siendo la primera devoción en ser coronada Canónica y Pontificalmente en la diócesis y provincia. Su devoción se extiende por toda Andalucía, y especialmente por diferentes puntos de España, existiendo filiales en varias zonas geográficas de nuestro país. Dicha devoción, fundamentalmente señalada por el sector agrario, hicieron que el entonces Obispo de Córdoba, el padre Fray Albino González, en 1954, proclamara a la madre dulce y buena como Patrona del Campo Andaluz. Actualmente, la Santa Sede se encuentra tramitando la oficialidad de dicho nombramiento, que desde entonces y de forma popular se le ha otorgado a María Santísima de Araceli.
María Santísima de Araceli | ||
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![]() Virgen de Araceli, patrona de Lucena y del campo andaluz.
Foto: Jesús Cañete | ||
Origen | ||
País |
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Santuario | Real Santuario Diocesano de María Santísima de Araceli. | |
Datos generales | ||
Veneración | Lucena (Córdoba). | |
Festividad | Primer domingo de mayo | |
Simbología | Imagen mariana de icono singular y glorioso | |
Patrona de | Lucena. | |
Fecha de la imagen |
Siglo XVI, (1562). (Anónimo italiano.) | |
Estilo | Renacimiento tardío, Barroco. | |
La imagen de María Santísima de Araceli es una talla de 163 cm de altura, y esta realizada en madera de ciprés. Originalmente fue concebida como talla de busto completo y sin niño, adaptándose a vestir posteriormente con diversas modificaciones a la efigie, en torno a principios del siglo XVII. Representa a una mujer joven con mirada al frente, con largo cuello y en actitud orante, vistiendo una túnica de color carmesí de alto talle que rompe al tocar una nube de querubines sobre la que se sostiene.
El Icono Aracelitano ha ido evolucionando desde su creación, hasta llegar a mostrarse tal y como lo conocemos en la actualidad, vistiendo a la talla con telas preciosas y de diferentes materiales, resumiéndose en un largo manto, una saya y una corona de oro. Es en esta etapa, de principios del barroco, cuando se incorpora a la iconografía aracelitana el divino infante. Actualmente, la imagen de María Santísima de Araceli es una efigie altamente reconocible por la manera de presentar sus atributos textiles, así como por llevar en sí numerosa muestra de la colección de joyas que durante siglos se ha regalado a María Santísima, consiguiendo en la actualidad uno de los joyeros de imágenes marianas más ricos de España[1]
La ciudad de Lucena ostenta el título de Mariana, debido a la profunda devoción de los lucentinos y lucentinas a la santísima virgen, siendo una de las pocas localidades de España en poseer dicha distinción.