Wolfskinder (niños lobo en español; vokietukai en lituano y Wolf children o Little Germans en inglés) fue el nombre que recibieron los niños huérfanos o abandonados que deambulaban por los bosques de Lituania al término de la II Guerra Mundial, tras la denominada evacuación de Prusia Oriental. Abandonados a su suerte, se vieron obligados a sobrevivir en la naturaleza como animales (de ahí, el nombre que recibieron), bajo la amenaza permanente de ser descubiertos por las autoridades soviéticas.[1]
En algunos casos, fueron acogidos por granjeros que los mantenían a cambio de su mano de obra. En otros casos, fueron adoptados por familias lituanas a espaldas de las autoridades soviéticas, y solo tras el colapso de la Unión Soviética en 1990 muchos de ellos, ya adultos, pudieron revelar su verdadera identidad.[2] Es a partir de este momento cuando este fenómeno se empieza a conocer.[3]